10 maneras en las que los ciudadanos están cambiando la economía

“Hay signos de esperanza.
Hay un espíritu de cooperación que se desarrolla en pequeña escala en miles de lugares. Y estos deben ser como semillas que necesitan ser regadas, multiplicadas y propagadas. 
Y con el espíritu de cooperación, abandonando el ego en favor de querer servir a la humanidad, hacer la diferencia y ayudar a construir un planeta mejor continuamente. ¡Hay esperanza! Esta es en realidad la razón por la que creo en los milagros y creo que va a suceder.”

Sigo trabajando en mi libro e investigando las soluciones que están surgiendo como respuesta a la crisis personal, organizativa y económica a las que nos enfrentamos. Algunas de esas respuestas parten de ciudadanos como tú, que están actuando pro-activamente para transformar la crisis en una oportunidad de cambio positivo, individualmente o de forma colectiva.

10 maneras en las que los ciudadanos están cambiando la economía

A continuación encontrarás 10 maneras en que los ciudadanos están cambiando la economía: ¿Te apuntas al movimiento?

  1. Súmate al movimiento del consumo colaborativo

Gracias a la tecnología y a internet, los ciudadanos tenemos más poder que nunca para participar e influir en la economía. Un ejemplo de ello es el movimiento del “consumo colaborativo”, en el que un grupo o colectivo de personas comparten el acceso a una serie de productos o servicios en lugar de tener la propiedad individual. Se trata de un modelo económico basado en el intercambio, en el alquiler, en el uso compartido, en el préstamo, en la re-comercialización o en la donación.

Algunos de los ejemplos más conocidos son:

  • Mercados virtuales en los que puedes comprar y vender libros y todo tipo de objetos de segunda mano, como eBay y Craigslist.
  • Páginas que a través de las cuales puedes compartir tu casa o viajar durmiendo en las de otras personas (Airbnb),
  • Empresas sociales como BlablaCar que te permiten compartir coche.

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  1. Vuelve al trueque

También puedes participar en plataformas que están recuperando de idea del trueque. Como por ejemplo Freecycle (algo así como “gratisclaje”), que tiene como premisa principal que lo inservible para unos puede ser un tesoro para otros. Con esta idea, Freecycle ofrece la posibilidad de intercambiar todo tipo de objetos de manera gratuita. Un sistema no sólo altruista, sino también ecológico: sus responsables estiman que gracias a él se evita que más de 300 toneladas de basura acaben diariamente en los vertederos. La idea es que los artículos que pueden ser reutilizados caigan en buenas manos en vez de irse directamente a la basura.

  1. Participa en bancos de tiempo

Otra tendencia que crece cada día más son los bancos de tiempo, en los que se intercambian habilidades entre los miembros sin utilizar dinero, por ejemplo, “yo cuido a tu hija y tu me cortas el césped; o me enseñas a meditar y te enseño francés”. Únicamente se contabilizan las horas de servicio prestado y recibido.

Funcionan de forma similar a un banco convencional:

  • El socio/a abre una cuenta de horas y especifica los servicios y conocimientos que ofrece y espera recibir.
  • Cada vez que presta un servicio acumula horas en su cuenta.
  • El socio/a puede canjear esas horas por servicios cada vez que lo necesite.

En España hay muchos bancos de tiempo y una asociación que los promueve (Asociación para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo).

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  1. Participa en la economía del regalo

Un movimiento que me gusta mucho es la economía del don o economía del regalo, que va más allá de trueque. Es un movimiento que crea una especie de “cadena de favores”. Recibes un servicio o producto como un regalo de alguien (a menudo de forma anónima) y a continuación contribuyes lo que puedas para ayudar a otra persona.

Un ejemplo es Karma Kitchen, un café en el que, cuando llegas, tu comida ha sido pagada por otra persona y tú, a su vez, puedes dejar pagada la comida del siguiente cliente. En España existe una iniciativa similar llamada “cafés pendientes”, que se está expandiendo rápidamente.

  1. La vuelta a lo local y cercano

Cansadas del aislamiento, el anonimato y la falta de transparencia, cada vez más personas están apoyando este movimiento depositando su dinero en pequeños bancos cooperativos, comprando en pequeños negocios locales en lugar en grandes superficies o comprando alimentos en los mercados agrícolas locales.

     6. Consume responsablemente

Los ciudadanos tenemos a nuestro alcance una herramienta fundamental de cambio social, el consumo. Como consumidores y ahorradores tenemos la oportunidad de utilizar nuestro criterio de decisión de acuerdo a nuestras convicciones y promover, a través de nuestros patrones de compra e inversión, la construcción de la sostenibilidad.

El comercio justo se entiende dentro del concepto global de consumo responsable, una práctica de consumo que se realiza con conciencia e información suficiente sobre las condiciones ambientales y sociales en las que han sido elaborados los productos que compramos. Antes de consumir cualquier producto, puedes preguntarte:

  • ¿Realmente lo necesito?
  • ¿Quién lo ha producido?

¿La producción ha sido respetuosa con el medio ambiente? ¿Y con los derechos sociales de los trabajadores y de las poblaciones locales?

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  1. Invierte con impacto

Muchos ahorradores también están pensando cómo invertir su dinero en aquellas empresas que contribuyen positivamente a un desarrollo justo y equilibrado sin renunciar a la rentabilidad. Al hacerlo, los inversores contribuyen a premiar aquellas empresas que tienen una política responsable hacia la sociedad permitiéndoles cumplir con sus objetivos financieros y lograr una economía más sostenible.

Este tipo de inversiones utiliza instrumentos financieros convencionales para canalizar recursos hacia iniciativas y proyectos en los que se conjugan criterios de rentabilidad económica y social.

Cada vez existen más fondos de inversión sostenible, organizaciones que promueven la inversión social o bancos con valores éticos que promueven el ahorro responsable. En este sentido, el ahorro y la inversión se han convertido en mecanismos efectivos para promover el desarrollo sostenible, los valores y la ética empresarial. Puedes invertir y ahorrar promoviendo el bienestar social.

  1. Participa en la financiación colectiva

El crowdfunding o financiación colectiva es un novedoso sistema en el que se busca la participación o donación de todas aquellas personas que deseen contribuir a un proyecto, encontrando de esta forma la financiación necesaria para poder llevarlo a cabo. Como compensación por tomar parte en la financiación, los participantes suelen recibir algo relacionado con el propio proyecto.

Hay que seguir varios pasos para conseguir este tipo de financiación:

  • Se publica el proyecto en alguna de las plataformas existentes de crowdfunding, explicando en qué consiste, la cantidad de dinero que se necesita y de qué forma se recompensará en el caso de que haya un beneficio.
  • Existe un tiempo determinado para obtener esta financiación, en el que tendremos que encargarnos de publicitar el proyecto entre posibles interesados y promotores, redes sociales, nuestro círculo de conocidos, etcétera, para de esta forma conseguir que la gente lo conozca y aporte el dinero.
  • Una vez finalizado el plazo, y en función del tipo de proyecto y de financiación elegidos previamente, recibiremos el dinero para comenzar nuestra actividad. Si no llegamos al 100% pero los cooperantes están de acuerdo y es viable, podremos llevarlo adelante; si no, se devolverá el dinero.

A continuación enumero algunas plataformas de crowdfunding de habla hispana

9. Los emprendedores sociales

Si quieres emprender y tener impacto, una de las mejores maneras es crear una empresa social. A diferencia del emprendedor tradicional, al emprendedor social no le mueve el beneficio económico. Su principal fuente de motivación es impactar positivamente en la sociedad, intentar mejorar la vida de los demás satisfaciendo necesidades sociales.

Los emprendedores sociales, además de poseer la creatividad y determinación del emprendedor tradicional, poseen ideas innovadoras a través de las cuales intentan producir un cambio social significativo. No existe un único tipo de emprendedor social, pero si características comunes a todos ellos:

  • Proyecto con un objeto o fin social.
  • Innovación capaz de transformar la realidad.
  • Modelo de negocio ético y sostenible.
  • Reinversión del beneficio para lograr un mejor producto, más barato y extender esas filiales por el mundo para seguir cubriendo esa necesidad social.

Aquí encontrarás algunos ejemplos de Emprendimiento social.

10. Los intraemprendedores sociales

Gran parte de la apatía que parece existir frente a los grandes desafíos a los que se enfrenta la sociedad se debe a la creencia generalizada de que nada de lo que hagamos como individuos puede tener impacto. Parece que las grandes empresas solo se interesan por maximizar sus beneficios y que las actuaciones individuales no pueden provocar verdaderos cambios

Sin embargo, existen algunas excepciones, los llamados intraemprendedores sociales, que combinan seguridad en sí mismos, curiosidad, creatividad y una visión altruista de la vida, y que buscan generar cambios positivos para la organización en la que trabajan que a la vez benefician a la sociedad

Las ideas innovadoras de los intraemprendedores sociales tienen potencial para resolver problemas globales, dice David Grayson, profesor del Doughty Centre for Corporate Responsibility. Grayson ha estudiado las características, capacidades, mentalidad y comportamientos de este tipo de personas y publicado sus conclusiones en un artículo, Social Intrapreneurs – an Extra Force for Sustainability, Ahí describe el modus operandi de los innovadores corporativos, que “saben lo que la gente necesita y cómo responder a sus necesidades de manera económicamente viable”.

¿Cómo reconocer a un intraemprendedor?

Son críticos constructivos. Se trata de personas que cuestionan el orden establecido, inconformistas por naturaleza, que suelen expresarse en positivo; dudan sobre el beneficio del status quo en vigor y se plantean por qué no se enfoca la realidad organizativa de una forma diferente.

Apetito por la innovación. Son promotores innatos de ideas porque son personas ocurrentes, creativas, cuya imaginación proyecta ideas diferentes, no implantadas y no desarrolladas hasta ahora. Se transforman así en generadores de alternativas de forma natural.

Ven el fracaso como oportunidad de aprendizaje. No les intimida el fracaso, para ellos es simplemente una experiencia más sobre la que seguir fundamentando su proceso de aprendizaje. Su velocidad de “recuperación” ante un fracaso es su elemento diferenciador frente al resto.

Tienen una visión a medio-largo plazo. Aunque puedan tener un objetivo a corto plazo como la mayoría de empleados, nunca perderá de vista que lo que hace contribuye de algún modo en el largo plazo. Necesitan marcar un horizonte lejano para dar sentido a su actividad a corto plazo.

Alta predisposición al aprendizaje. Siempre están dispuestos a enriquecer su bagaje de conocimientos. Son personas con una mochila sin fondo en la que almacenan sus conocimientos. Incorporan toda forma de enriquecer su know-how.

Persistencia en su orientación a resultados. Para ellos no se trata solamente de estar orientados a resultados. El rasgo diferencial es su persistencia y constancia hacia la consecución de sus objetivos. No desisten en la consecución de su objetivo porque creen en él.

Intralídres. No requieren de una supervisión cercana. Son líderes de sí mismos y potenciales referentes organizativos por la totalidad de sus rasgos, además de ser autosuficientes en la manera en que gestionan y administran su tiempo.

Proactividad como leitmotiv. Su lema es ocuparse en lugar de preocuparse, por lo que siempre les encontraremos haciendo algo, ocupados en todo tipo de actividades, indoor y outdoor, no se permiten la licencia de “perder el tiempo”. Su proactividad es dirigida y está conectada con todos los rasgos anteriores.

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Creo que vivimos en uno de los momentos de la historia más positivos respecto a la participación de los ciudadanos en los cambios económicos, políticos y éticos; y la existencia y proliferación de todos estos modelos lo demuestra.

Para confirmarlo, he creado un proyecto llamado www.planetforchange.org, que permite “mapear” iniciativas, programas y proyectos de innovación social y ofrece una serie de herramientas para apoyarlos.

El número de personas que desde distintos sectores está trabajando para contribuir es impresionante. Te animo a que explores el mapa y si tienes un proyecto, lo compartas.

Por supuesto, también hay algunos escépticos que creen que mejorar la vida de otras personas o cuidar el planeta no es su responsabilidad y que, aunque quisieran, su impacto sería muy reducido, que sólo sería una pequeña gota de agua en el océano. Piensan que el poder está en manos de otros y tildan a los que se movilizan de “inocentes” o demasiado idealistas.

Hay una frase de Thomas Alva Edison que me gusta y que me digo cuando me encuentro con las personas que intentan hacerme creer que no vale la pena poner energía y tiempo en cambiar las cosas: “Los que aseguran que es imposible no deberían molestar a los que lo estamos intentando”.

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